Visita al avion del Cerro Linderos – En solitario y con muy buena compania

Originalmente planificabamos para esta fecha un viaje al parque San Guillermo, ingresando por el Noroeste y queriendo transitar por el Rio de la Sal. Lamentablemente los tiempos eran apretados y a ultimo momento se nos baja uno de los copilotos por lo que decidimos salir a probar la Hilux nueva, a ver que tal se comporta en terrenos difíciles.

Arne Enrique tomaba un café doble cortado con leche fria, el Dany “el Pai” Villoria se pidio un café doble solo y yo tomaba un cortado en jarrito. Sentados en un bar en Belgrano decidimos ir al Cerro Linderos y al Aspero el primer fin de semana de Enero. Llevariamos mi nueva Hilux SRV para ver que tal se comportaba fuera de ruta y de paso aprender que autonomia nos daba el nuevo tanque auxiliar de 100 litros.

La fecha de salida era el Miércoles 3 al mediodia, aunque esto se retrasaria un poco luego de unas idas y vueltas tratando de ultimar detalles laborales. Dany y yo pasamos a buscar a Enrique por su casa a las 4:30 pm con el tanque lleno todo dispuesto para llegar a embalse a media noche.

Uno de mis primeros aprendizajes fue el de adquirir algo de paciencia. Claro... debo recordar que aunque haya dejado de fumar, mis compañeros tambien tienen sus derechos y necesidades, y no todos aguantan 700 kms de un tiron... por lo que paramos en Casilda a tomar un café, alinear los faros auxiliares y limpiar el parabrisas lo que me brindo el segundo aprendizaje, ya que estaba bastante mas sucio de lo que jamas lo haya visto en una Hilux, producto de la velocidad que el nuevo modelo llega a alcanzar. No se olviden que vengo de la hilux anterior y para nosotros un mosquito pegando en el parabrisas era mas bien algo de un cuento de ciencia ficcion que un hecho de la realidad cotidiana...

Seguimos hasta Embalse a donde llegamos cerca de las 12:30 y luego de encontrar una habitación de hotel nos fuimos a cenar al unico restaurante abierto a esa hora.

Nos levantamos a la maniana siguiente con energias renovadas y listos para partir. Terminamos de completar el equipamiento que llevabamos con una “pala de sepulturero” que compramos en un corralon de materiales. Nuestra idea era ver hasta donde podriamos arrimar con la chata ya que solo llevabamos 4 planchas, un hi-lift y una pala... y nada de malacate! (porque todavía no lo pude comprar, jejeje) Y digo que nuestra idea era esa porque luego de las lluvias de los ultimos dias yo tenia la impresión que seria prácticamente imposible hacer todo el camino.

Llegamos a la bifurcación del linderos exactamente al mediodia del Jueves 4. Paramos en la tranquera de alambre (que estaba abierta) y desinflamos un poco las gomas hasta 20 libras, para seguir avanzando hasta el primer lugar donde el terreno parece complicarse un poco. Alli mismo nos bajamos a inspeccionar el camino por el que descenderíamos ya que no queriamos romper la huella por la que tendriamos que transitar a nuestro regreso.

Cuidadosamente estudiamos las alternativas del punto que esta marcado en el track como Peligro 1 y decidimos bajar por el camino mas simple ya que el barro arriba de todo en la cuesta era prácticamente superficial y no muy profundo.

Nos mandamos para abajo no sin algunas dudas de cómo estaria este terreno a nuestro regreso, ya que el cielo que antes se encontraba completamente abierto y despejado ahora empezaba a cubrirse de nubes...

Adelante de la camioneta ahora avanzaba Enrique a paso redoblado, mientras que Dani aprovechaba para subirse cada tanto y asi evitaba meter los pies en el barro del camino, para luego bajarse a indicar en los lugares mas complicados.

Asi llegamos al segundo lugar marcado como “Peligro 2” en el track. Esta seccion consiste en una pendiente larga de unos 20º aproximadamente, que mezcla superficies de tierra, piedras de varios colores y un pequeño arroyo que cruza todo esto, haciendo que las piedras esten patinosas y que el barro este “barroso”.

Alli fue donde encontramos una escalera enterrada, perdida irremediablemente debajo de la superficie y asomando a penas un poco hacia arriba. Enrique oportunamente nos conto sobre el viaje de la gente del Club Ranger en el que habian perdido una importante cantidad de estos elementos de rescate. Sin saberlo, estabamos por aprender lo importante que puede resultar el contar con planchas para salir de algunas situaciones... cuanto mas planchas, mejor.

Nuevamente, estudiamos el terreno con cuidado y encontramos que la mejor alternativa para bajar era aquella que menos nos complicaria a la hora de volver a subir, por lo que elegimos la huella mas alejada del valle para pasar. Dicha tarea parecio simple al principio, pero el piso estaba muy suelto y casi nos juega una mala pasada en los ultimos 3 metros de este obstáculo.

Por suerte logramos pasar para seguir avanzando hacia el avion. La superacion de este ultimo obstáculo nos llenaba de optimismo, ya que habiamos establecido este lugar como “punto de no-retorno” para el viaje, basados en las recientes lluvias que habian empapado la zona los dias anteriores. Sin embargo, este entusiasmo pronto seria necesario para ayudarnos a avanzar.

Casi un kilometro mas adelante llegabamos a una pendiente que con algunas piedras escondidas debajo del barro nos miraba desafiante, casi diciendo “por aca ustedes no van a pasar”... y la verdad es que nos dio un importante trabajo el lograr superar ese tramo de terreno.

Un cruce de ejes nos complicaba un poco, pero con adecuadas indicaciones y las planchas de desatasco colocadas por primera vez detrás de las ruedas traseras salimos del aprieto en unos minutos para avanzar 15 metros mas hasta donde ahora si se complicaba en serio el paso.

Adelante nuestro habia un escalon de un poco mas de 1 metro y medio de altura, de un barro totalmente suelto y sobre el cual las Yokohama M/T trabajaban desesperadamente para conseguir algo de grip, sin ser suficiente para lograr que la chata subiera. Este fue el momento de estrenar la recientemente adquirida pala, cavando una zanja para despejar las ruedas traseras y tratar de facilitar el transito por el lugar.

Intentamos aproximadamente 20 veces hasta que decidimos hacer las cosas bien. Tomamos la pala y en turnos de 10 minutos le metimos casi una hora de esfuerzo a la montania, dejando el paso casi asfaltado, colocando las planchas sobre la huella que habrian de transitar las ruedas, esperando que esto fuera suficiente.

Un inconveniente sin embargo, era el hecho de contar con dos juegos de planchas distintos. Uno de ellos de Aluminio y otro de Dural. Este ultimo es un material con “memoria” que sin importar cuanto se lo haga flexionar, este vuelve a su forma original. El inconveniente que esto presentaba era que la plancha se desformaba sin ofrecer la resistencia necesaria como para que las ruedas pudieran encontrar algo de “agarre” sobre ellas... definitivamente son planchas para arena pero no para piedra.

Luego de discutir un rato sobre como y donde poner las planchas, finalmente decidimos hacer caso a la regla numero 1 del 4x4 que indica “Circule tan lento como sea posible y tan rapido como sea necesario”... o mas bien solamente a la segunda parte de la regla. Con el pedal en el piso entonces y revoleando barro para todos lados, logramos superar el bendito escalon. El proceso nos tomo casi dos horas. Eran ya las 2:45 de la tarde.

Avanzamos ya a mejor ritmo desde alli en adelante, evitando detenernos debido a lo flojo del terreno y a la eterna presencia de barro y charcos de agua de significativa profundidad. Asi y todo los ultimos 3 kilometros de camino nos demoraron casi una hora mas, en la que juntamos unos cuantos kilos de barro.

Como frutilla del postre del tramo de ida, resulto que en el instante en que nos detenemos para encarar la caminata hasta el avion, la chata queda totalmente clavada sobre un montículo que deja las ruedas delanteras y traseras sin apoyo sobre el suelo. Munidos del Hi-Lift y las planchas, la operación de desatasco demoro no mas de unos segundos.

Ahora si, caminamos hasta el avion y sentados a un par de cientos de metros hacia el norte de este y con una vista fenomenal del valle, almorzamos tranquilos algunas frutas que habiamos llevado.

Recorrimos los restos un rato mas tarde, encontrando una sorprendente cantidad de huesos que anteriormente no eran visibles. Supusimos que los mismos debian haber sido desenterrados por las intensas lluvias de los ultimos dias... la verdad que siempre crei que ver una cosa asi me causaria una muy mala impresión, pero creo que las charlas y conversaciones con el Pai ayudaron a ver las cosas desde un punto de vista alternativo.

Por su lado, Enrique respeto su propia distancia prudencial al tiempo que las nubes comenzaban a envolvernos mientras el Pai y yo recorriamos el lugar.

Siendo casi las cinco de la tarde nos subiamos a la chata para encarar el regreso. Sin embargo, solo 5 minutos mas tarde debiamos bajarnos de la chata y desinflar las gomas aun mas, esta vez a 12 libras para poder seguir avanzando. Adelante nuestro las secciones que anteriormente habiamos pasado en bajada y con algo de envion ahora se hacian notoriamente mas complicadas, tanto como para dejarnos encajados.

Por suerte logramos liberarnos rapidamente y continuamos avanzando a buen ritmo, sorteando la mayoria de los obstáculos sin mayores dificultades hasta encontrarnos que el GPS nos avisaba que estabamos cerca de el ultimo de los obstáculos importantes superados en el viaje de ida.

Decidimos bajarnos a explorar las alternativas y encontramos que podiamos encarar por un camino mas bajo que el original, el cual nos ponia sobre un terreno seco y firme con una unica dificultad consistente en una zanja de unos 70 cms de profundidad por la que corria un hilo de agua. Me dispuse a cruzarla pero evidentemente habiamos subestimado la profundidad de la zanja o sobreestimado mis capacidades conductivas (esto ultimo, lo mas probable). La chata quedo inmediatamente detenida, producto del cruce de ejes...

Manos a la obra nuevamente, esta vez directamente con el Hi-Lift y con las planchas. Debimos efectuar varios intentos, ademas de recorrer la zona en busca de piedras para poner debajo de las planchas, piedras que en ese particular lugar se mostraron algo
escasas.

Luego de poner el Hi-Lift adelante y atrás de la chata para calzar bien las planchas, logramos salir hacia delante sin demasiada dificultad. Cargamos planchas y Hi-Lift en la caja y continuamos avanzando.

Logramos superar el resto de los obstáculos no sin algo de trabajo, y debiendo cambiar la unica rueda nueva que habia colocado en el juego, la cual se pincho con una piedra sobre el talon producto de un tonto error conductivo. A esta altura no teniamos mucho mas por avanzar, solo unos metros y la subida de barro bien empinada con la que culmina el camino a la vuelta.

Y alli fue donde las cosas se pusieron jodidas. Tratamos de encarar por la huella pero la chata avanzaba unos metros y se quedaba patinando, aun con las Yokohama MT ya en 12 libras y nosotros pensando en bajarlas un poco mas... El Pai sugirió circular con las ruedas del lado derecho sobre el pasto y las del lado del conductor sobre el centro de la huella. Esto nos ponia en una bastante precaria situación, sobre todo muy inclinados hacia la izquierda, pero nos sirvio para avanzar unos 15 metros hacia arriba hasta que la chata se cruzo totalmente en medio de la huella, quedando colgada y sin posibilidad de moverse para adelante o atrás.

Nuevamente agarramos el Hi-Lift y tuvimos que levantarla y “voltearla” de costado en tres oportunidades hasta dejarla nuevamente apuntando hacia arriba. Luego nos munimos una vez mas de paciencia, de las planchas y de la pala y empezamos a trabajar cual cuadrilla de Vialidad Nacional para sacar la chata para adelante. A esta altura estabamos cansados, con frio y con las nubes que nos empezaban a envolver, asi que de fotos ni hablar.

Subir el tramo nos demoro al menos 1 hora entera, pero por suerte logramos salir, llegando al lomo del linderos para ver una fantastica puesta de sol a las 8:30 pm. Desde alli bajamos tranquilos y despacito hasta Santa Rosa de Calamuchita, en donde emparchamos la cubierta pinchada y le entramos a un cabrito a la parrilla con un par de cervezas y Coca Light para Enrique.

Inexplicable fue la sensación de alivio que sentimos a la mitad de la noche cuando una tormenta de lluvia y relámpagos se apodero del cielo, haciendo caer tanta agua como para cerrar los vados de todo el pueblo y provocar inundaciones importantes en casi todo Cordoba. Si hubieramos estado arriba creo que aun estariamos esperando que nos vengan a rescatar!!!

Como premio por nuestro esfuerzo decidimos irnos a pasar los tres dias restantes de la semana a Pinamar, a tomar sol y a reponer las energias invertidas en la mini-aventura.

La evaluacion de resultados de la performance de la chata fue muy positiva, pero la de la compania fue por lejos muy superior.

Muchas gracias por un rato mas que agradable a los dos, Enrique y Dany!
Espero que al resto les haya gustado el relato.

Andres G

TAT4X4.com.ar 2007