Hoja 3 - Etapa II

Si llegaste hasta acá es por que leíste completa la Etapa I y si no, es porque sólo te interesan las fotos… Si sos de ésos, seguí bajando que hay muchas más!!!

Etapa II: Vacaciones!!!

Luego de dejar a Gary en su casa, y de consultar respecto de las correctas instrucciones para procurar montarnos sobre la traza de la antigua RN9, partimos con destino Jujuy, más precisamente Purmamarca y Tilcara.

No más de una hora después de haber partido, decidimos detener nuestra marcha para disfrutar del paisaje, la fresca brisa y evitar también manchar el interior de las camionetas con el almuerzo de horas atrás. Evidentemente, un tiempo atrás los viajeros tenían más estómagos más fuertes o consumían grandes dosis de Dramamine!!! Retomamos nuestra marcha más lentamente y llegamos a Jujuy para empalmar la autopista de circunvalación y continuar ascendiendo hasta Purmamarca.

Un paseíto por la plaza del pintoresco pueblo y un sabroso café entre amigos estiraron el día hasta las 19:30hs, cuando decidimos enfilar hacia Tilcara para pasar la noche. Luego de encontrar alojamiento y de ponernos nuestras más elegantes ropas de gala, consultamos algunos chicos del hostel sobre un buen lugar para comer. El Colonial fue de lo más recomendado y por $ 8 cada uno pudimos disfrutar de la tradicional carne de llama con bebida y postre incluido, acompañados por la presencia de un perro que pasó toda la velada haciéndose amigo de Javier. Nos encontramos con la almohada pasadas las 24:00hs. Un ansiado día nos esperaba con la salida del sol…

Al despertar y asomar nuestras narices al exterior, notamos entre tristes y amargados que el sol no quería dejarse ver por esos lares al menos por esta mañana. Nubes muy bajas y temperaturas casi bajo cero no eran un buen preludio, no era el día que esperábamos, sin embargo Gusti y Andrés que ya habían andado por la zona, comentaban entre sí, la posibilidad de que “arriba” brillara el sol.

Mientras tanto el resto del grupo, practicaba “shopping compulsivo” nuevamente en la plaza de Purmamarca, todo esto mientras una gélida agua-nieve oscurecía aún más nuestros sentimientos.

Abordamos las chatas y encaramos la cuesta de Lipán (que por suerte se encuentra asfaltada en casi un 50%) envueltos en una densa neblina y seguidos de cerca por un frío que no daba tregua. Lamentamos perdernos el hermoso paisaje visible al incrementarse la altura pero muy grata fue nuestra sorpresa al acercarnos a los tres mil metros, altura en que las nubes comenzaron a disiparse dejándonos ver un cielo celeste profundo y límpido. Seguimos ascendiendo y aunque nos detuvimos en varias oportunidades para responder a ciertas necesidades fisiológicas, llegamos a la cima en poco más de una hora y media.

La emoción nos embargó a todos al divisar desde una curva la inmensidad de las Salinas Grandes, primera parada pensada para este día. Ingresamos con las camionetas sobre la infinita masa blanca y sin un rumbo preestablecido, dedicamos un par de horas a simplemente vivir el salar, cada uno a su manera.

Javier Pla


Gusti


Pablo P.


Charly


Andres G. (Ahora ven porque le dicen Piñon Fijo ?)

Es difícil de explicar la mística y las sensaciones que se viven en un lugar de tamaña magnitud, deseos de estar absolutamente solos o plenamente acompañados conviven de la mano sin conflicto alguno. En este caso, las fotos hablan por si solas, aunque resulta una prueba difícil cumplir, el hacer que transmitan los sentimientos vividos.

Nuevamente en movimiento y sobre un ripio arenoso, transitamos los menos de cien kilómetros que nos separaban de nuestro almuerzo en San Antonio de Los Cobres. Resulta complicado brindar una descripción imparcial de este pueblo, ya que no cuenta con belleza estética alguna y sin embargo, es realmente fascinante. Absolutamente chato y gris, casi carente de vida, este pueblo es capaz de atrapar a cualquier viajante, probablemente debido a la cercanía con el Salar, o por ser la última parada para abordar el tan famoso Tren de las Nubes.

 

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